jueves, 18 de septiembre de 2014

Otoño.

Que alguien le diga al otoño que no pienso esconderme. Que, en esencia, es tan sólo una metáfora. Que no le temo, que no retrocederé cuando llegue.
Que alguien le explique al otoño que no tiene ni voz ni voto en mis decisiones, que me tatué su nombre en el corazón, mas no el sentimiento. Que alguien me convenza de que Otoño está aún lejos. Que no volverá. Que nunca existió. Que es mera ficción, una simple sombra de mi pavor.
Mantengamos las distancias, Otoño. Un año más, saltémonos tu estación y finjamos que jamás lograste cortarme los labios. Ni tan si quiera rozarlos.
Ovidémonos, Otoño, mi viejo y tierno amor. Porque las hojas no caen como antaño. Ya no mueren sobre el asfalto.
Dejémosle terreno a la primavera, que allane mi pecho, que haga florecer los capullos de mi alma, que metamorfosee mis deseos en mariposa, que deshiele los glaciares de mi conciencia, de mis errores, de mis engaños.
Que alguien le escriba al otoño comentándole que ya no es bien recibido, que la pasión se ha desatado, y que el invierno quedó atrás, malherido. Mis más sinceras disculpas.

2 comentarios:

  1. Me ha encantado este pequeño relato y lo cierto es que me siento muy identificada. Mi más sincera enhorabuena por esta pizca de inspiración ^^.

    ResponderEliminar
  2. Super bonito y super poético. Parece un poema prosificado :3
    Un beso!!

    ResponderEliminar

¡No dudéis en comentar! Pero recordad que debéis ser siempre respetuosos.